domingo, 1 de febrero de 2009

These boots were NOT made for walking (I)



Después de un viaje de diez horas en autobús que incluyó todo tipo de estrategias para no compartir asiento y una parada en la frontera sin incidentes, Micha y servidor llegamos a Polonia con el objetivo de patearnos las ciudades de Varsovia y Cracovia. Éste es el emocionante relato de lo que allí nos aconteció:

Martes 27th:

Nada más llegar a la estación de Varsovia, destemplados por la ausencia de calefacción en el tramo final del viaje (la crisis del petroleo ruso, supongo) y tras los típicos minutos de desorientación por la falta de sueño, dinero e información, nos pusimos manos a la obra para liberarnos de lo primero (el gélido aire que corría ayudó bastante a ello), conseguir lo segundo (6 euros de comisión) y preguntar por lo tercero ("¿Seguro que ha dicho bus 127?").
Llegamos a nuestra parada y de allí al hostal, de nombre Okidoki, donde nos dejaron sobar un par de horas de estrangis en la zona común, hasta que poco después de despertarnos nos encontramos con otros erasmus que también estaban visitando Polonia. Tras un desayuno en común cada grupo siguió su camino y nosotros nos dirigimos hacia el centro para dar nuestro primer paseo por Varsovia.


De forma similar a mi experiencia con la ciudad de Atenas, Varsovia me gustó mucho más de lo que los desalentadores comentarios de todo el mundo podían hacer prever. La parte antigua, aunque pequeña, es realmente bonita y el centro de Varsovia es un pequeño caos con una amplia avenida a modo de eje central estilo comunista pero inundada de publicidad en forma de pantallas de neón, edificios con avisos rollo Blade Runner y tiendas de gigantescos letreros. Un delirio capitalista que me resulta visualmente muy atractivo, quizás por entrar de lleno en lo que mi imaginario (moldeado por películas de sci-fi, basicamente) entiende por "el futuro".


Y si bien ambas zonas me gustaron, el área de Varsovia que robó mi corazón es "Praga", con zonas sin restaurar de la guerra y esos edificios desconchados y a punto de caerse que tanto me gustan. Es una putada que no tenga fotos de allí porque es la hostia entrar en los patios interiores de las casas y encontrarte que, en gran parte de ellos, tienen altares a la Virgen. Joder, hay tanto que se podría hablar de cada uno de esos edificios... Los avisos de "peligro mortal" con la calavera más heavy que he visto en la vida, los niños jugando en la ventana de su casa mientras en el otro extremo del patio todo está apuntalado con maderas en las ventanas por peligro de derrumbe, las mencionadas virgenes, las fachadas ennegrecidas, una perturbadora imagen de una familia hecha con las manos con lo que parecía ser arcilla en el "tunel" de acceso a uno de los patios, los muros reventados por agujeros, etc.
Nuestra visita a esta zona de la ciudad terminó en el área más alejada del centro, donde junto a una iglesia reconvertida en comedor social, había una antigua fabrica reconvertida en centro cultural. Entramos a echar una ojeada y nos encontramos con una extraordinaria sala de conciertos y un bar bohemio, siempre que lo lujoso de su propuesta (sofas de cuero, luces cojonudas, sistema de audio perfecto en un entorno que simulaba a la perfección el desvencijado aspecto de una fábrica) y el precio de sus consumiciones sea compatible con el concepto de bohemia. Al hilo de esto y para aquellos especialmente preocupados por esta cuestión, no puedo dejar de recomendar el último Repronto (http://minchinela.com/repronto/2009/02/01/capitulo-18-%E2%80%9Cla-mili-bohemia%E2%80%9D/) del siempre genial equipo dirigido por Raul Minchinela. El que, como yo, se dé por aludido, probablemente es porque deba hacerlo.

Tras tamaño recorrido por la ciudad y con un creciente dolor de pies ocasionado por las botas que llevé al viaje, volvimos al hostal a echar una siestecita que fue interrumpida por la llegada de nuestras compañeras de habitación; unas chicas inglesas muy atractivas (cada una a su estilo) de entre las cuales destacaba por su acento una de ellas. Hacia tiempo que no escuchaba un inglés tan puro, era como escuchar la BBC. Si el acento puede ser considerado un fetiche, aquí tendríamos un claro caso.

Cuando finalmente nos despertamos, cenamos en un kebab (pues, debido al ingente número de ellos que había, consideramos que debía ser comida típica polaca) y nos dirigimos al bar de heavy-rock "RockNRoll", donde comprobé con horror que ponían música reage. Parece ser que es algo que hacen en determinadas noches pero eso no es excusa. NUNCA, repito, NUNCA, se puede poner esa BASURA en un bar que se considera a si mismo de metal. Un cero como una casa, por tanto, al garito y a aquellos que movían la cabeza "debuenrollito" siguiendo el ritmo. Bob Marley, a empujar los cipreses desde abajo.
Asqueado por la situación, nos movimos a un local de estudiantes llamado Proxima. Después de andar cerca de media hora comprobamos que, en contra de la descripción de la web, estaba cerrado. Después de esto, y tras ver irse nuestro autobus, decidimos dar la noche cerrada con el calificativo de "mayúsculo fracaso".
No pasa nada, era martes y las mejores noches estaban por venir.

Pero esa es otra historia...

4 comentarios:

Javier González de Prado Salas dijo...

Álvaro, y el bien que el reage ha hecho a la humanidad?
Cuántos conflictos, cuántos enfrentamientos ha solucionado el fraternal mensaje y la alegre cadencia de tan gloriosa música?

Alvaro dijo...

Jajajajaja

Si, justo. "Paz, colegas. Fumémonos este porrito de buenrollo y llevémonos todos como hermanos"

yas dijo...

Dos meses después, retomo tu blog sin ni tan siquiera saber si leerás mis comentarios. Por si acaso quería decirte que me parece que cada vez escribes mejor.

Alvaro dijo...

Gracias por los parabienes. Cuando dejais un comentario en el blog, me llega un email, asi que siempre los leo ;)